La representación tendrá lugar el viernes 18 de febrero de 2011, a las 20 horas, en el centro Sociocultural El Soto sito en el número 15 de la Avenida de los Deportes, de Móstoles (MADRID).
La entrada será gratuita, previa retirada de invitación y hasta completar aforo.
Compañía MIRLO BLANCO, de MADRID
La compañía Mirlo_Blanco nace con ese nombre a partir de este trabajo. Alguno de sus integrantes hemos trabajado juntos, previamente, con otros nombres. Otros no. Somos catalanes, franceses, vascos; nacionalizados portugueses, italianos y españoles y argentinos residentes. Pero vivimos en Madrid. O casi.
Desde el hueco, de Martín Miguel Vaamonde
La mofa, el bullying y el fanatismo religioso, expuestos para el público
La suite está dividida en cuatro partes: Vestíbulo, Sala, Cuarto de Baño y Dormitorio. Está situada en el extrarradio de una gran ciudad, una tarde de esas en las que parece que nunca volverá a suceder cosa alguna. En ella viven Víctor y Sylvie, arrastrando una tempestuosa relación. Adrián, amigo de Víctor desde la infancia y que vive en otro país, les está haciendo una visita. Pero el clima familiar es irrespirable.
Llaman a la puerta. Los dueños de casa, absortas en su rencilla, no contestan. Adrián desesperado sí. Allí se encuentra a Antonio, evangelista en misión, recolector de residuos, y quizás, un poco pelmazo. Adrián decide hacerlo pasar, para distraer la situación hogareña y gastarle una broma a su amigo, y divertirse un poco. La involuntaria torpeza de Antonio empieza a resultarles cada vez más divertida y empiezan a tejer una enorme charada para dejarlo en ridículo.
Pero en un momento, el plan parece empezar a írseles de las manos. Desde el Hueco es un juego dramático en el que se entrecruzan cuatro personas, en un espacio y un tiempo colmado de vacío, en un intento desesperado por llenarlo.
El Bullying. La idea de la trama surge de la necesidad de abordar ciertas temáticas, que intentaremos desarrollar aquí: bullying. Todos hemos sido testigos de cómo en la escuela y en nuestro mismo curso existía un niño o niña que era constantemente humillado, golpeado, objeto constante de burlas y maltratos por todos los demás. Sólo testigos, en el mejor de los casos. Probablemente artífices o cómplices. O protagonistas.
Esto sucede y ha sucedido siempre en todos los centros educativos; aunque quizás hoy seamos más concientes que antaño. De hecho, el fenómeno ya tiene su propia denominación técnica en el campo de la psicología social: el “bullying”, o acoso escolar.
Fanatismo religioso. El otro tema que nos interesa abordar es el de los fundamentalismos religiosos. Pero no desde el punto de vista macro-social, en tanto herramientas de poder político a ser utilizadas en tal o cual sentido; si no en el más individual, en el movimiento de base; en qué es lo que moviliza a una persona a integrarse en una comunidad de éstas, abandonando completamente sus propias aspiraciones para someterlas a un ideal más allá del mundo visible.
Decidimos entonces poner la mirada sobre el caso más cercano a nosotros: Los Testigos de Jehová. Inútil sería intentar comprender, como Occidente intenta absurdamente, a los yihadistas; tan ajenos como hemos sido siempre a conocer su cultura, su historia, sus valores, su forma de ver el mundo y la vida. Allí están, con su vocación de misión ecuménica, sus talleres y “rastros” para la reinserción social de los recuperados de adicciones, sus publicaciones, sus domingos por la mañana tocando el timbre y dando la vara.
Conversando acerca de las características comunes que podíamos ver en las personalidades que creíamos recordar dentro de este tipo de formaciones religiosas, Leo Tortul (escenógrafo) me dice “Es como si hubieran sobrevivido a algún tipo de abandono…” Esto último se me antoja revelador. Para quien ha sido abandonado, rechazado, excluido del mundo, no queda más que refugiarse en una esperanza que está fuera de este mundo.
Tendríamos aquí, como sociedad, un papel protagonista en el fenómeno. La no integración de algunos seres los empujaría -valga la graciosa similitud- al integrismo. Finalmente habíamos encontrado dónde podría encontrarse nuestro sobreviviente del bullying.
La cultura de la mofa. Y éste último es un poco más delicado. El conflicto de base que se plantea en la obra es el enfrentamiento, por un lado, entre el “Testigo”, como representante de una idea religiosa, con toda su carga de aparente estricta moral. Con todos las consecuencias que conocemos acerca de la no aceptación ni tolerancia a otras ideas diferentes y la voluntad de imposición de su propia visión como única verdad.
Y por el otro, el grueso de la sociedad del bienestar, del consumo, que habiendo trascendido ya de los dogmas religiosos (probablemente sufridos dada su imposición de manera represiva), se encuentra hoy en una especie de a-moralidad, ajena a cualquier clase de código ético más allá del propio disfrute y sin detenerse a reflexionar en sus consecuencias. Y si entendemos como placer lo promocionado a través de los medios masivos de comunicación, ese disfrute es déspota, competitivo, insolidario y considera al otro como un mero objeto desechable para usufructuar.
Por supuesto que no es nuestra intención aquí tomar partido por una de estas dos posiciones ni mucho menos haber encontrado una solución a este dilema. Nuestro objetivo es provocar la inquietud, funcionar de la misma manera que un “testigo”, como los de los coches, aquellas pequeñas luces de atención en el tablero que nos indican que, ya sea por falta de aceite, exceso de temperatura o vaya a saber qué cosa, aquí hay algo que está andando mal.
DIRECCIÓN Y DRAMATURGIA:
Martín Miguel Vaamonde
REPARTO
Sylvie: Florie Le Maire
Víctor : Germán Fabre
Adrian : Luis Almeida
Antonio: Aitor Presa
Se puede descargar el folleto completo de la Muestra en PDF (3,7 MB) desde aquí: VII Muestra Nacional de Teatro Aficionado "Villa de Móstoles"
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